La distribución de la cocina es casi más importante que el aspecto estético que va a tener después de acabada, ya que ese aspecto es más fácil de modificar que la distribución que tengamos.
Muchas veces nos encontramos con público que no sabe qué pasos dar para poder modificar y elegir la cocina que tienen en mente. Algo más que justificable porque la reforma de una cocina no es algo a lo que lleguemos a habituarnos porque lo hacemos una, dos o tres veces en toda una vida.
Por eso, nos gusta daros unas sencillas pautas de cómo debiera hacerse este proceso del que finalmente disfrutaremos tanto.
SOÑANDO
Y es que llega un día en el que nos parece que lo mejor es cambiar esa cocina que nos da problemas, que está deteriorada, que ha pasado de moda, que no es cómoda, que ya se quedó obsoleta.
En muchos de los supuestos anteriores, ese problema no se generaría, si la primera instalación la hubiera hecho un verdadero profesional. Pero no siempre adquirimos nosotros la cocina, sino que viene ya determinada por las constructoras, o el anterior propietario.
También puede ser la materialización del sueño de nuestra casa adecuada a nuestras medidas y forma de vida que nos permite diseñar nuestra casa a medida.
CONSIDERANDO EL CAMBIO
Ahora toca pensar en qué necesito en mi cocina. Puede ser mucho almacenaje para menaje, almacenaje para víveres, mucha amplitud, muchas horas de cocinar, uso intensivo o casual del horno, necesidades de congelación, batch cooking, cocinillas,...
Esta parte en la que pensamos en las cosas que tenemos y la manera en la que queremos vivir la cocina, nos permite ir tomando decisiones acerca de la distribución.
ESTUDIO DE COCINA PROFESIONAL
Lo primero es acudir a un estudio de cocina profesional, y como en todos los objetos de consumo, decidiremos primero el rango de precio en el que nos sentimos cómodos con la inversión, para acudir consecuentemente, al establecimiento adecuado, y por lo tanto al tipo de mobiliario que queremos para nuestra casa.
A pesar de que sepamos lo que queremos, dejémonos asesorar por el profesional, ya que su experiencia es un grado y sabrá aconsejarnos tras realizar muchos proyectos de cocinas.
Debemos intentar transmitir nuestras necesidades al diseñador, pero con la suficiente apertura mental como para aceptar cambios que puedan mejorar lo que tenemos actualmente.
Puede ser que una pequeña modificación en la obra o en la reforma, nos suponga un gran beneficio para que la realización sea óptima. Acepta sugerencias, y valora el coste frente al beneficio.
REFLEXIÓN CASERA
Cuando volvemos del estudio de cocina, no conseguimos quitarnos de la cabeza las ideas que nos han podido trasmitir, con lo cual sin quererlo, vamos tomando decisiones con la información que nos proporcionan.
Seguro que al paso de los días, vamos cambiando algunas ideas respecto a las iniciales.
LA PROPUESTA DEL DISEÑADOR
Tras la primera visita, cuando volvamos para ver la propuesta de diseño, iremos tomando decisiones sobre los imperativos que nos hacen adaptarnos al plano con el que contamos.
Volveremos a revisar si las necesidades que hemos ido trasmitiendo han podido hacerse realidad, o modificar si después de la reflexión en casa hemos cambiado de idea.
MEDICIÓN PROFESIONAL
Una vez aceptado el presupuesto y el diseño, la medición in situ nos dará la exactitud que necesitamos para hacer real el proyecto que hemos trabajado en tienda.
